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ARMAS DE DESTRUCCION MASIVA

Paseaba yo a mi nieto por la Avenida de la Audiencia, en Burgos, justo al lado del puente Bessón, que cruza el río Arlanzón, afluente del río Arlanza, que une dos importantes edificios: el Palacio de la Audiencia, y el Instituto Cardenal López de Mendoza.

Desde el Instituto vinieron tres chicas y un chico. Jóvenes estudiantes que cruzaron el puente sentándose las chicas en un banco de madera del Paseo de la Audiencia, permaneciendo el chico de pie contemplándolas serio y admirado con ellas.

Al acercarme a ellos con la idea de preguntarles acerca de la Pandemia y esa gran mentira bélica estadounidense de las Armas de Destrucción Masiva, escuché a una de las chicas, por lo bajo, decirles a las otras dos acerca del chico:

- Mira, parece el Potro de Córdoba, ese caño en forma de potro que echa agua por la boca y da nombre a la plazuela y barrio donde está.

Mirándole de refilón, otra de las chicas dijo:

-Sí, está a punto de echar agua por la bragueta.

Todas rieron conteniendo sus risas con las manos en la boca.

Las chicas sonreían mientras el chico permanecía serio e inmóvil como estaba. Cuando yo llegué con mi nieto a su altura, ellas cerraron su conversación y exclamaron al unísono:

- ¡Qué niño más bello¡ ¡Qué rubito más guapo¡

Yo les dije:

-Oye, a vosotras que sois estudiantes del Instituto me gustaría preguntaros vuestra opinión acerca de la Pandemia actual y acerca de esa gran mentira bélica y criminal estadounidense sobre las armas de destrucción masiva que acabó con Irak.

Una de ellas habló así, mientras las otras lo confirmaban asintiendo con gestos afirmativos de sus cabezas:

-La guerra de Irak fue una añagaza de Estados Unidos con el fin de meter miedo en las cabezas de todas las naciones y así, con la prisa de utilizar sus armas, acribillar a una nación indefensa para apropiarse de su petróleo y otras energías.

Cuando otra de las chicas comenzaba a hablar diciendo:

-Los criminales de guerra de Estados Unidos y de Europa, incluida España, tenían la misión de asesinar a Sadán…; el chico, mudado de aire, y con un cierto enfado como de celos porque las chicas le habían dicho a mi nieto “¡Qué niño más bello¡” pasando de él como de su culo, en un tono bajo habló así:

-La Pandemia ha sido una guerra mundial, un arma de destrucción masiva de más de 600 millones de culos chinos tirando pedos contra los demás pobladores de la Tierra, cayendo hasta los más escrupulosos que hacían ascos al tragárselos.

Las chicas, provocativas a lujuria, no le dejaron terminar, exclamando:

-Vamos, que empiezan la clase. Adiós, señor. Adiós niño guapo.

Yo les vi cruzar el puente de vuelta al Instituto. ¡Qué guapos iban de espalda¡

-Daniel de Culla

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